Rehabilitación cognitiva en Almería y Roquetas

Una de las alteraciones más frecuentes resultantes del daño cerebral adquirido es el deterioro cognitivo. La alteración de funciones superiores tales como la memoria, atención, percepción, aprendizaje, planificación y juicio produce en el paciente que lo sufre un grado de dependencia incluso mayor al que ocasionan las limitaciones motoras (parálisis), sensitivas o sensoriales.

La rehabilitación cognitiva o neuropsicológica es una terapia que consiste en un conjunto estructurado de actividades especialmente diseñadas para recuperar o compensar aquellas funciones cognitivas que hayan resultado alteradas como consecuencia del daño cerebral. Esto se lleva a cabo mediante un programa de reentrenamiento de dichas habilidades. El pilar fundamental de este tratamiento se basa en el hecho de que el cerebro lesionado continúa teniendo la capacidad de aprender (neuroplasticidad) mediante la práctica y la repetición (entrenamiento).

Esta terapia se lleva a cabo usando una gran variedad de estrategias y técnicas de intervención que tienen el objetivo de ayudar a los pacientes a reducir, manejar y afrontar de una manera más eficiente el déficit cognitivo. El fin último es mejorar la calidad de vida del paciente y su grado de independencia en actividades básicas de su vida diaria optimizando su funcionalidad tanto en el ambiente doméstico como en la comunidad.

Cualquier persona que haya sufrido un daño cerebral con repercusión en sus habilidades cognitivas es susceptible de recibir terapia de rehabilitación cognitiva, independientemente de la causa. Estos pacientes ven mermada la capacidad de desenvolverse en su vida cotidiana lo que se traduce en dificultades para desempeñar su trabajo, sus estudios o las tareas doméstcas con normalidad, tal y como lo hacían antes.

Es importante diferenciar la rehabilitación de la estimulación cognitiva que es aquella terapia que deben recibir los pacientes con enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer o de Parkinson. En estos casos no es adecuado llevar a cabo un programa de rehabilitación cognitiva ya que la terapia debe ir dirigida a enlentecer la progresión del proceso degenerativo, no a recuperar lo perdido (más información sobre estimulación cognitiva).

Antes de iniciar el proceso rehabilitador nuestra psicóloga especializada debe realizar al paciente un completo estudio neuropsicológico. Se trata de una amplia batería de tests que le permiten explorar todas y cada una de las funciones cognitivas del paciente para poder determinar cuáles de ellas están afectas y en qué grado. Se examinan entre otras la atención, memoria, planificación, habilidades visuoespaciales, pensamiento, lenguaje, cálculo, praxias y gnosias.

La evaluación no solo incluirá los aspectos neuropsicológicos de los pacientes, sino también los psicológicos y funcionales. Es importante conocer qué problemas que han surgido en su vida cotidiana como consecuencia del daño cerebral y cuáles son las expectativas reales de la rehabilitación.

Este estudio tiene una duración aproximada de dos horas y va a servir como base para el diseño posterior de un programa de rehabilitación personalizado y adaptado a las neceidades de cada persona.

Habitualmente son sesiones individuales de una hora de duración aunque según las necesidades de cada paciente nuestra neuropsicóloga propondrá un programa de rehabilitación cognitiva personalizado que puede constar tanto de sesiones individuales como grupales (en grupos de 2 ó 3 personas) con una frecuencia y duración variable según cada caso.

El tiempo de duración del tratamiento dependerá del progreso que el paciente experimente en relación a los objetivos planteados, aunque la duración habitual oscila entre 6 meses y un año. Pasado este periodo muchas personas necesitan terapia de estimulación cognitiva de mantenimiento a largo plazo.

Es muy importante acceder a esta terapia precozmente, lo antes posible tras sufrir el daño cerebral. La mayor capacidad de mejora se encuentra en los primeros meses aunque se puede prolongar hasta pasado un año. Por ello es de vital trascendencia que todos aquellos pacientes que sufran un daño cerebral adquirido con afectación cognitiva inicien la terapia de rehabilitación cognitiva a la mayor brevedad.

Es indispensable plantear objetivos a corto y largo plazo junto con el paciente y sus familiares, que deben participar en el diseño de los mismos. No obstante, se realizarán evaluaciones periódicas de las funciones cognitivas a lo largo de todo el proceso para monitorizar la eficacia del tratamiento y modificarlo si es necesario.

La familia está siempre invitada a participar en el proceso de rehabilitación a través de ejercicios que se ofrecen para hacer en casa o de sesiones psicológicas individuales o grupales que tienen la finalidad de aprender a afrontar las dificultades que surgen como consecuencia del daño cerebral, tales como cambios en la dinámica familiar o laboral.